Hay un viejo dicho que dice que los grandes profesores nacen, no se hacen. Pero, ¿es cierto? ¿Los mejores profesores son los que tienen un don innato para la enseñanza o cualquiera puede serlo con la formación y el apoyo adecuados?
Resulta que la respuesta es un poco de ambas cosas. Algunas personas están naturalmente dotadas para la enseñanza y tienen un don para trabajar con los alumnos. Pero muchas personas no han nacido para enseñar, pero se convierten en grandes profesores a base de trabajo duro y dedicación.
¿Cómo podemos conseguir que más profesores pertenezcan a esta última categoría? ¿Cómo podemos asegurarnos de que nuestros profesores reciben la formación y el apoyo que necesitan para ser excelentes?
Una forma de hacerlo es proporcionar apoyo pedagógico. Puede adoptar muchas formas, pero una de las más eficaces es el asesoramiento pedagógico. Los asesores pedagógicos trabajan con los profesores para ayudarles a mejorar su enseñanza en el aula. Proporcionan información y orientación sobre todo tipo de temas, desde la planificación de las clases hasta la gestión del aula y las técnicas pedagógicas.
Otra forma de apoyar a nuestros profesores es ofrecerles oportunidades de desarrollo profesional. Pueden ser talleres o conferencias presenciales, cursos en línea o seminarios web, o incluso oportunidades informales de colaboración e intercambio de buenas prácticas.
Los mejores profesores se hacen, no nacen. Proporcionándoles apoyo pedagógico y oportunidades de desarrollo profesional, podemos ayudarles a dar lo mejor de sí mismos. Y cuando nuestros profesores dan lo mejor de sí mismos, nuestros alumnos se benefician de ello.