Se ha escrito mucho sobre la importancia de una retroalimentación eficaz. Después de todo, ¿de qué sirve tomarse la molestia de realizar observaciones y evaluaciones si la retroalimentación que sigue es ineficaz? Para que sea realmente útil, la retroalimentación debe ser prioritaria, específica, práctica y tener un tono de apoyo. Además, es importante dar la retroalimentación lo antes posible después de una evaluación para que aún esté fresca en la mente de los observados.
1. Prioridad: Para que la retroalimentación sea eficaz, debe darse por orden de prioridad. Los puntos más importantes deben tratarse en primer lugar, seguidos de los segundos más importantes, y así sucesivamente. De este modo, los que reciben la retroalimentación entienden claramente qué es lo que hay que mejorar y por qué.
2. Específicos: Los comentarios deben ser siempre específicos. Comentarios vagos como "tienes que hacerlo mejor" o "buen trabajo" no son útiles y no contribuyen a mejorar el rendimiento. En su lugar, céntrese en los comportamientos específicos observados. Por ejemplo: "Me he dado cuenta de que has saludado a cada alumno por su nombre al entrar en clase" o "Me he dado cuenta de que has dado instrucciones claras y has permitido que los alumnos hicieran preguntas antes de empezar la lección".
3. Accionable: Para que la retroalimentación sea realmente eficaz, debe ser práctica. Esto significa que debe proporcionar sugerencias concretas sobre cómo mejorar. Por ejemplo: "En el futuro, le sugiero que empiece la clase con un repaso del material del día anterior para que los alumnos estén mejor preparados para lo que viene", o "Le sugiero que ofrezca más oportunidades de participación a los alumnos para que todos tengan la oportunidad de compartir sus ideas".
4. Mantener un tono de apoyo: la forma de transmitir las opiniones es tan importante como el contenido de las mismas. Es importante mantener un tono de apoyo para que los que reciban el feedback no se sientan a la defensiva o desanimados. Prueba a utilizar frases como "Me he dado cuenta de que has hecho X, lo cual es estupendo porque..." o "Parece que tienes dificultades con Y: ¡estoy aquí para ayudarte!".
5. Debe darse lo antes posible después de la evaluación: el momento oportuno lo es todo a la hora de dar feedback. Es importante hacerlo poco después de la evaluación para que los observados lo tengan todavía fresco en la mente. Esto les permite hacer los cambios necesarios cuando todavía tienen el hábito de hacer las cosas a la antigua. Si se espera demasiado tiempo, se corre el riesgo de que se olvide por completo o se considere menos pertinente.
La retroalimentación es una parte esencial de cualquier proceso de observación o evaluación. Sin embargo, para que sea realmente eficaz, debe hacerse bien. La retroalimentación debe ser prioritaria, específica, procesable, tener un tono de apoyo y darse con prontitud. Cuando todos estos elementos están presentes, la retroalimentación puede ser una herramienta increíblemente poderosa para mejorar el rendimiento e impulsar los resultados.